Adolphe Sax, el creador del saxofón

Al igual que hay familias de curtidores, abogados, médicos o panaderos, existen otras de músicos. Las hay famosas como las de Bach, y menos conocidas como la familia belga Sax.

Charles Joseph Sax fundó en Bruselas una fábrica de instrumentos de metal. Sin embargo, si el apellido ha pasado a la posteridad se debe a que uno de sus hijos, Adolphe Sax, nacido en Dinan, Bruselas, el 16 de noviembre de 1814, inventó el saxofón.

Fascinado con la idea de fabricar un instrumento de viento, Adolfo construyó, a los 16 años, dos flautas y dos clarinetes de marfil que presentó en una exposición y, cuando tenía 25, confeccionó un clarinete bajo con grandes mejoras. En esa época fue a París, donde conoció a importantes músicos como Meyerberr y Berlioz, que se convirtieron en sus protectores. Después de varios avatares, empezó a trabajar con instrumentos de pistones, que denominó bombardinos. Pronto comenzó a proyectar la idea de construir un instrumento que tuviera la fuerza del metal y las cualidades de la madera.


El primer saxofón fue un instrumento bajo de cobre que se presentó en la feria de Bruselas de 1841. Al principio, entre los fabricantes e intérpretes, no tuvo buena aceptación, e incluso fue ridiculizado. Estos veían en la aparición del saxofón todo un peligro.

Berlioz salió en su defensa y escribió: “No conozco un instrumento que pueda comparársele en rendimiento. Su sonido es pleno, delicado, vibrante, de fuerza enorme, pero a la vez susceptible de tocarse con sonido suave y poco intenso” (Berlioz compuso en 1844 la primera obra conocida para saxofón: el sexteto Canto Sagrado, estrenada el 3 de febrero del mismo año en la sala Hertz, bajo su misma dirección y con Adolphe interpretando la parte de saxofón). De esta forma, y sin importarles las críticas, desde 1845 las bandas militares acogieron entusiastamente al saxofón y tras breves años de exclusión provocado por cambios de régimen en Francia, en 1853 resurge nuevamente en esas formaciones al punto de que Adolphe Sax fue nombrado, un año más tarde, "fabricante de instrumentos musicales de la Casa Militar del Emperador".

En 1857 se creó en el Conservatorio de París la primera cátedra de saxofón para integrantes de las bandas militares, de la que Adolphe fue su primer titular. Entre 1857 y 1870 se formaron en ella 130 saxofonistas. Se compusieron más de treinta obras como piezas de concurso del Conservatorio, escritas en su mayoría por Jean Baptiste Singelée y Jules Demerssemann. Otros compositores que crearon piezas para saxofón en la época fueron Cressanois, Savari, Petit, Genin, Signard y Colin, la mayoría de ellos directores de bandas. Las obras escritas para saxofón a fines del siglo XIX eran fundamentalmente fantasías y variaciones sobre temas diversos (especialmente de óperas).
Razones financieras provocaron el cierre de la cátedra de saxofón, pese a la protesta de Thomas, en ese entonces Director del Conservatorio. Ese hecho influyó negativamente al desarrollo del saxofón, ya que sin virtuosos un instrumento musical no puede imponerse y ello lo demuestra la escasez de obras entre 1905 y 1920.

Ya a comienzos del siglo XX, un papel esencial en la creación de un repertorio para saxofón corresponde a Elise Hall, nacida en Francia en 1853 y casada con un eminente médico norteamericano.

Por razones de enfermedad, (tenía una deficiencia auditiva y fue aconsejada por los médicos a estudiar un instrumento de viento) comenzó a estudiar saxofón a los 47 años, dedicando su vida a desarrollar el Club Orquestal de Boston y a difundir el instrumento que amaba.En tanto jefa benefactora del Club, comisionó cerca de 20 obras para saxofón, de entre las que se destacan: La Coral Variada, de Vincent d’Indy , la Leyenda Op. 66 de Florent Schmitt y la Rapsodia, para orquesta y saxofón alto, de Claude Debussy (fue con notable desgano que Debussy recibió el encargo de escribir una obra para saxofón, pero Elise Hall era persistente. En 1904 tocó en París la Coral Variada, de D’Indy y Debussy declaró que resultaba ridículo ver a una mujer vestida de rosado tocando un instrumento difícil de manejar; pero años más tarde, en una carta a su amigo Pierre Louys, elogia la permanente paciencia de la Mujer-Saxofón: "La tenacidad de los americanos es proverbial y la dama del saxofón ha desembarcado hace ocho o diez días en París, calle Cardinet 58, requiriéndome noticias de su trozo. Naturalmente, le aseguré que, después de Ramsés II, eso era lo que más ocupaba mi atención. No obstante, he tenido que dedicarme a la tarea y aquí me tienes buscando desesperadamente combinaciones, las más inéditas y apropiadas al intento de destacar ese instrumento acuático...”).

En total, Adolphe inventó una familia de saxofones de 14 tamaños, desde el alto soprano hasta el contrabajo. Sax murió en París en 1894. Su muerte, sumada a la de sus principales aliados (Berlioz, Kastner, entre otros), provocó un letargo para el saxofón, hasta que en la década de 1920 tuvo un nuevo y gran auge debido a la aparición del jazz…

Pero eso es otra historia…

Adieu!!.

Para seguir leyendo:
-Personaje Museístico: Alfred Nobel
-Personaje Museístico: Nicolas Flamel
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Con enorme alegría queremos contarles que el sábado 31 de julio salió publicado en la revista Ñ de cultura, sección “Académicas” un artículo de mi autoría titulado "Tango, baile nuetro y global". Queremos agradecerles, tanto Mariano Agrello como yo, Agustina Tula Saborido, a todos los que confiaron y acompañaron día a día a nuestro querido blog “El Conventillo de la Museóloga”.

Sinceramente muchas gracias a todos.
Aquí la nota.

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